El email es casi tan viejo como Internet. Por allá por mediados de los años 90, cuando recibíamos emails con mucho texto y quizá alguna imagen como archivo adjunto, se masificó el uso de correo electrónico. A sólo año y medio de su creación (en 1996) Hotmail (hoy Outlook) tenía 8,5 millones de suscriptores, luego el lanzamiento de Gmail (Google) en el año 2004 complementó el crecimiento meteórico de esta plataforma de comunicación digital. Para el año 2014 Gmail llegaba a 1 mil millones de cuentas.
Un estudio de la empresa Radicati Group del año 2016, estimaba que para el 2020 más de la mitad de la población del mundo (3 mil millones de personas) tendrían una dirección de correo electrónico (como dato curioso 1,6 mil millones no tienen acceso a electricidad). Se estima que en el año 2019 se envían y reciben alrededor de 240 mil millones de correos electrónicos, y que este número crece a una tasa de 3% anual.
El email es la herramienta de comunicación preferida en transacciones de comercio electrónico, servicios (telefonía, banca, tv por suscripción, etc.) e incluso del comercio físico. Las confirmaciones de pago, los estados de cuenta, anuncios importantes, recuperación de contraseñas en portales y aplicaciones, entre otras funcionalidades, son manejadas por correo electrónico.
Es por ello que a pesar del mal uso que se ha hecho de ella por años, como herramienta de mercadeo (compra de base de datos para realizar envíos indiscriminados – SPAM) y siendo además una plataforma poco “glamorosa” en el ambiente creativo; sigue siendo sumamente efectiva y especialmente relevante para lograr conversiones (acciones específicas de la audiencia), así como descubrir el interés de los clientes o potenciales clientes en nuestros productos o servicios.
Todos estamos suscritos a alguna o varias listas de correo. Recibimos, abrimos y hasta interactuamos con estos correos de marketing que recibimos, y tu producto o servicio no tiene por qué ser la excepción, solo es importante seguir algunas reglas básicas que permitirán obtener resultados tangibles de tu estrategia de email marketing:
- Construye una base de datos de clientes o potenciales clientes interesados en la información que envías. Ten en cuenta las normativas de protección de datos de tu(s) mercado(s). Permite a los usuarios darse de baja de tu lista y respeta su decisión.
- Utiliza en tus correos electrónicos un diseño gráfico atractivo y compatible con tus mensajes de marca.
- Redacta con base en la mejores prácticas de correo electrónico: textos cortos y atractivos. Si tienes mucho qué decir, coloca un enlace a una página web con más detalles (blog, videos, etc.).
- Utiliza herramientas especializadas de envío de correo electrónico. Éstas realizan protocolos especiales con los dominios y con las formas de envío, para reducir el bloqueo de los servidores de correo de las empresas de hosting.
- La llamada a la acción o “call to action” tiene que estar visible además de ser ser clara, directa y breve.
- Usa correctamente los botones de acción, ya que existe una relación estrecha entre estos y el aumento del “click through rate”.
- Realiza A/B testing sobre diferentes elementos del correo (subject, diagramación, titular, etc.), para determinar cuáles mensajes se adaptan mejor a tu audiencia.
- Mide los resultados de tus correos electrónicos. Las acciones de email marketing hechas en plataformas especializadas, ofrecen muchos datos susceptibles al análisis como los son: emails enviados, rebotes, emails recibidos, aperturas y clics, entre otros.
- Aprende de los resultados y reformula tu estrategia de comunicación en función de esos resultados.
Si estás pensando en utilizar email marketing como canal de mercadeo para tu empresa, o sencillamente tienes curiosidad y quieres entender cómo puede funcionar esto para tu empresa, contáctanos.